miércoles, 9 de marzo de 2016

La historia del pingüino que nada ocho mil kilómetros para juntarse con el hombre que le salvó la vida.



En 2011 un jubilado brasileño salvó a Dindim, un pingüino de Magallanes que tras alimentarse en las costas de Argentina y Chile, llegó a la casa de su padre adoptivo.


Joao Pereira de Souza nunca se imaginó que aquel pingüino que salvó de morir el año 2011, le daría una hermosa sorpresa.

Este jubilado brasileño, ex albañil y pescador, encontró en esa oportunidad a un pequeño pingüino en medio de las rocas, cubierto de petróleo. El hombre sintió compasión por el animal moribundo y lo cuidó durante una semana, tiempo donde lo llamó Dindim.




Los cuidados ayudaron al animal a recuperarse y volver al mar junto a los suyos. Sin embargo, el verdadero milagro vendría unos meses después, cuando vio aparecer en las mismas costas de Rio de Janeiro a “Dindim”, quien se acercó a él al verlo.

Desde ahí, el pequeño pingüino pasa una parte del año con Pereira (ocho meses) y el resto del tiempo viaja por las costas de Chile y Argentina, donde se alimenta y comparte junto a los suyos. Una travesía de nada menos que ocho mil kilómetros.




Por ello Pereira lo alimenta durante el tiempo que está con él con una dieta especial, que el mismo creo con la idea de fortalecer al pequeño animal, que no se deja tocar por nadie más que por el jubilado. “Le quiero como si fuera mi hijo y creo que él también me quiere”, declaró a la televisión El Globo.

Fuente: eldinamo

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