lunes, 28 de marzo de 2016

Atrapados en la frontera.


Autor: Eve Conant 

La población se llama Idomeni, pero para la gente cada vez más desesperada que se encuentra atrapada allí, un nombre más adecuado sería “Limbo”.




Acunado en la frontera norte de Grecia con Macedonia, el pequeño pueblo es una escala común de los refugiados que huyen de las crisis en sus países de origen, intentando alcanzar destinos como Austria y Alemania siguiendo la llamada “Ruta de los Balcanes”.

Pero lo que antes fuera un punto de tránsito rápido, se ha convertido en un cuello de botella, dice el fotógrafo Davide Monteleone, quien visitó Idomeni por primera vez en febrero, y regresó a principios de este mes.

En febrero, “los refugiados esperaban tal vez un par de días para cruzar la frontera hacia Macedonia –informa Monteleone. Sin embargo, durante su visita más reciente-, el lugar estaba mucho más abarrotado; había mucho fango y las condiciones eran terribles”.

Sus fotografías de Idomeni son parte de un extenso proyecto que ha denominado “Paisaje de la migración contemporánea”, el cual creó para servir como “un ‘atlas’ visual de la alteración violenta del paisaje y la vida humana en el Mediterráneo”.


Qusay Loubani, de 29 años, huyó de siria con su esposa y ha estado casi tres semanas en Idomeni. Contactado en el campamento el martes 22 de marzo por la tarde, el refugiado dijo que “hay hombres que intentan quemarse vivos frente a la frontera. Lo hicieron esta mañana”. Entre el estruendo de voces y bebés que lloraban a su alrededor, Loubani agregó que hubo varias peleas durante el día. Según algunos cálculos, hasta 14,000 refugiados, como Loubani, están atrapados en el campamento de Idomeni.



El flujo de refugiados por los Balcanes casi se ha paralizado debido al estrechamiento de las fronteras, así como por un acuerdo controversial que la Unión Europea y el gobierno turco negociaron a principios de mes. Según dicho acuerdo, la mayor parte de los migrantes que intenten ingresar en Europa por el mar Egeo serán devueltos a Turquía si no solicitan asilo o si sus solicitudes son rechazadas.

El año pasado, más de un millón de personas escaparon de la violencia y la pobreza en sus países de origen y emprendieron camino a Europa, según la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), basada en Ginebra. Eso equivale a más del cuádruple de la cifra de migrantes que la organización dio a conocer el año anterior.

En apenas los primeros meses de este año, más de 161,900 personas han realizado la peligrosa travesía del Mediterráneo, informa el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR).

Babar Baloch, portavoz de UNHCR contactado en Atenas después de visitar el campamento de Idomeni, a principios de semana, dice que la agencia “se opone a la detención obligatoria de refugiados y personas que buscan asilo, así como a su regreso forzado”. Describió las condiciones de los refugiados del campamento como “desesperadas”.



Hay al menos 12,000 personas en ese campamento, y en su mayoría son familias con niños, agrega Baloch. “Están soportando frío, lluvia, y condiciones insalubres. Duermen en vías de tren y en descampado, no hay refugios”.



Baloch dice que las fotografías del campamento, “revelarán que este sitio fronterizo informal se ha convertido en una exhibición del sufrimiento de los refugiados en Europa”.




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