martes, 5 de abril de 2016

Pintura mestiza: una vida comprometida en un siglo agitado.


El Museo Reina Sofía (Madrid) abre sus puertas a una gran retrospectiva del pintor Wifredo Lam (Sagua La Grande, Cuba, 1902 - París, 1982). Iniciador de una pintura mestiza que unía modernismo occidental y símbolos africanos o caribeños, Lam se codeó con todas las vanguardias del momento, afrontando también los problemas del mundo. Su obra profundamente comprometida, exploradora de diversidad de expresiones y de medios, desde la pintura al dibujo, del grabado a la cerámica, persigue el mismo combate que su amigo Aimé Césaire: “pintar el drama de su país, la causa y el espíritu de los negros”.
Lam tomó consciencia desde muy joven de la cuestión racial y de sus implicaciones sociales y políticas en Cuba, en Europa y, más adelante, en Estados Unidos. Asociado a diversos ambientes nacionales, sociales y culturales, siempre mantendrá una postura distante, sin caer en los papeles ni las proyecciones de identidad que le imponen, con buena voluntad, amigos y admiradores. Lam inventó un lenguaje propio, único y original para defender la dignidad de la vida y la libertad.
Lam fue un artista curtido por sus múltiples viajes y exilios, que influenciaron la modernidad de su trabajo. Sus creaciones ocupan un lugar singular en el arte del siglo XX como ejemplo de la circulación plural de formas e ideas en el contexto de las vanguardias y de los intercambios entre distintos movimientos culturales, mucho antes de que la cuestión de la globalización se comenzara a plantear en los años 90.
Se codeó con todas las vanguardias del momento, afrontando también los problemas del mundo, y fue iniciador de una pintura que integraba el modernismo occidental con símbolos africanos o caribeños. Su obra, profundamente comprometida, explora la diversidad de expresiones y medios.

Periodo en España

La exposición vuelve sobre la génesis de su trabajo, pero también sobre las diversas etapas y condiciones de la recepción e integración progresivas de una obra pacientemente construida entre España, París-Marsella y Cuba. Traza la singular trayectoria del artista a través de alrededor de doscientas cincuenta obras –pinturas, dibujos, grabados, cerámicas–, completada con más de trescientos documentos –cartas, fotografías, revistas, libros–.
Este vasto material ilumina el contexto de su trabajo y de su pensamiento, deteniéndose en sus años en España (1923-1938), en los sorprendentes grabados de los años sesenta y setenta y en sus colaboraciones con los más destacados escritores de su tiempo, así como en las obras capitales creadas a la vuelta a su Cuba natal (1940-1950) y, en definitiva, muestra una vida comprometida dentro de un siglo agitado.
Para la muestra se han localizado obras apenas conocidas de los 15 años que vivió en nuestro país. Sus obras de esa etapa, tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Madrid, están impregnadas de su mirada sobre los grandes maestros expuestos en el Museo del Prado, así como de pintores españoles contemporáneos.
Las obras de Gris, Miró y Picasso, que Lam descubrió en la exposición Pinturas y esculturas de españoles residentes en París en marzo de 1929, además de la influencia de Gauguin, los expresionistas alemanes y Matisse, le ayudaron a simplificar las formas y alejarse paulatinamente del arte académico característico de sus primeros años.
  • Itinerario: Centre Pompidou, París (30 de septiembre de 2015 – 15 de febrero de 2016); Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (5 de abril – 15 de agosto, 2016); Tate Modern, Londres (14 de septiembre de 2016 – 8 de enero de 2017).

Fuente: hoyesarte.com

















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