viernes, 8 de abril de 2016

Abuelo "guinnes": 34 años con una válvula en su corazón.


Cuatro hijas, ocho nietos y su esposa, fueron el motor que impulsó a Celio Vargas, un machiquense que fue operado a corazón abierto en Houston hace 34 años para eliminar una aneurisma, es decir una dilatación anormal de las paredes de una arteria, a romper con las predicciones de los doctores y vivir más de 10 años con una válvula (tiempo estipulado de duración), lo que podría convertirlo en un récord Guinness.

En 1982, Celio Vargas trabajaba en una cervecería local, en el área de las cavas, y presentó artritis reumatoide, inflamación en las articulaciones que afecta articulaciones del cuerpo y produce grados de deformidad e incapacidad. Por lo que pidió que lo cambiaran de puesto, pero no pudieron asignarlo a otra área así que renunció al trabajo.
Como era cabeza de familia, y debía mantener a cuatro hijas y a su esposa, buscó otro trabajo y consiguió uno como obrero en un colegio. Al tener días allí comenzó a presentar sudoración extrema, se cansaba mucho y siempre mantenía la tensión alta.
Acudió al médico y apenas lo vio, el doctor Fernando Meleán, le dijo que tenía una aneurisma a punto de estallar y tenían que operarlo. Su hija menor, Rosalba Vargas cuenta que “el doctor estaba impresionado de verlo, le dijo que no sabía cómo caminaba y no le había estallado la aneurisma. Nos dio un mes para conseguir el dinero y operarlo en Houston, pues allá ese tipo de operación era algo cotidiano, pero aquí en el país aún no se había hecho la primera operación así”.

Celio afuera del Hospital Texas Children’s Hospital antes de ser operado en Houston

Rosalba relata que ella, su cuñado José González, y unos primos comenzaron a ir a empresas y colegios introduciendo cartas para que los ayudaran con el dinero, pues “no teníamos el dinero, pero nos comenzamos a mover para conseguirlo”.
“Hicimos bingos para recolectar el dinero y fuimos a varias empresas, una de ellas nos prestó la ayuda que tanto necesitábamos para poder hacer el viaje”, cuenta la menor de las hijas de Celio.
Con el dinero recolectado y todo listo, Vargas y su esposa, quien lo acompañó en este duro camino, fueron a Houston el 12 de abril de 1982. Al día siguiente le hicieron un cateterismo, es decir, una operación para introducir un catéter en un conducto con finalidad de ver por dentro del cuerpo su corazón.


Celio Vargas y su esposa Aura Vargas en Houston

El diagnóstico que arrojó el cateterismo fue que tenía aneurisma en la aorta, artritis cardiaca reumatoide e insuficiencia cardiaca crónica. El 14 de abril, lo operaron, le hicieron reparación de aneurisma y le pusieron una válvula. Su hija Omaira Vargas cuenta que la aneurisma “era tan grande como el tamaño de un corazón”.
Su esposa Aura de Vargas, estaba preparada para ver a un Celio diferente, pues los doctores le habían advertido que “iba a quedar hinchado y no podría hablar”, pero como este zuliano rompía todos los paradigmas, luego de la operación, al ver a su esposa sintió una gran emoción y quería hablar, preguntando por sus hijas y reaccionó favorablemente.


Abuelo zuliano al ser operado a corazón abierto

La mayor de las hijas, Betty Vargas, recuerda que “los doctores estaban asombrados de cómo había reaccionado tan bien luego de la operación. Cuando llegó al país, el 17 de abril, debía bajar del avión en silla de ruedas y no aceptó, se paró y bajó caminando del avión. Para mí y mis hermanas fue muy emocionante verlo ese día”.

Betty revela que el cardiólogo Fernando Meleán, quien fue el médico de su padre desde ese entonces, “una vez me dijo en una consulta que su hijo fue a Houston y comentó el caso de mi papá, y le dijeron que no conocían otro caso de ese tipo de operación que haya durado tanto, por lo que merecía estar entre los libros Guinness”.




Además, indica que “el doctor le mandó a hacer una evaluación de la válvula hace unos años, hicieron junta médica y estaban asombrados de que estuviera en buen estado, todos los pacientes que operaron, no lograron resistir los problemas cardiacos y se murieron. El doctor que lo operó también  murió, su médico de toda la vida, Meleán, falleció, mi mamá murió hace más de un año, para nosotros es impresionante ver que el siga vivo aún, pero han sido por sus ganas de vivir, su amor a la vida, lo que lo mantiene aquí”.
Para Celio Vargas, quien tiene 83 años, fue una prueba difícil que superó favorablemente, gracias al amor de su familia. “Afortunadamente mi esposa me apoyó en todo momento, pensar en mis hijas me hizo querer seguir adelante, cuidarme y ser riguroso con el tratamiento”.


“Recuerdo que cuando me operaron me pusieron a un médico mexicano para que me entretuviera y me hablara, yo veía en el monitor todo lo que me hacían. No sentí dolor, pero estaba consciente cuando me cortaron el esternón y me sacaron el corazón”, detalla el zuliano.
Luego de la operación, Vargas cuenta que comenzó a tomar anticoagulantes y “comencé a caminar dos kilómetros diarios, siempre tomaba mis medicinas a la hora, sin falla y empecé a asistir al Banco de Sangre de Maracaibo para chequearme la coagulación y estar pendiente de ajustar la dosis de anticoagulante, porque puede obstruirse la válvula con un coágulo o sangrar, y hasta la fecha voy al Banco. Ya tengo cayos de tanta sangre que me han sacado, normalmente voy cada 15 días, dependiendo cómo me sienta, pero siempre voy”.

Los doctores del hospital Texas Children’s Hospital en Houston, le siguieron el paso al machiquense, anualmente enviaban cartas para saber cómo estaba y cómo funcionaba la válvula, pero la familia Vargas se mudó de casa y en ese momento los del hospital le perdieron el rastro.




Celio Vargas junto con su hija mayor Betty Vargas y su yerno Ubaldino Peña

Para sus hijas y nietos, Celio es un gran ejemplo de perseverancia, responsabilidad y constancia. “Es un hombre como pocos, ejemplo de rectitud, valores, la familia, el perseverar, luchar, amor a la vida, quererse mucho.

Vargas junto con su nieto José González y su esposa Aura
Justamente el apego y amor a la vida y a su familia fue lo que sin lugar a dudas lo ha mantenido vivo y verse al lado de su esposa, desde los 18 años juntos, toda una vida y lo apoyó y grande de ella hacia el de aventurarse e irse a un país cuando nunca habían salido fue la fortaleza de él”, manifiesta Rosalba.

Celio junto con sus cuatro hijas Betty, Rosalba,Omaira y Nelly y su esposa Aura

Aura y Celio junto con sus nietos Endrick, Ender, Ernesto, Belkis, Elio y Roxana


Una de sus mayores habilidades es jugar dominó, así cuenta su yerno Ubaldino Peña, quien muchas veces era su pareja de juego y se llevaba unos cuantos regaños de Vagas porque no entendía sus señas.

“Me impactaba su habilidad como jugador de dominó, en un juego ya él sabía qué carta le quedaba a cada jugador después que cada uno colocaba tres fichas, quedándoles cuatro (…) generalmente siempre ganaba, si no, buscaba la manera de que quien ganaba obtuviera menos pintas (puntos) posibles”, relata Peña.

Celio jugando dominó con sus yernos José González, Elio Briñez, Ubaldino Peña y Eugenio Isturrieta


También asegura que “tenía otra habilidad, cuando finalizaba la mano correspondiente se recogía las fichas restantes y en un solo vistazo sabía qué cantidad de puntos había en el montón, nunca se pelaba. En la empresa en la que trabajaba se realizaban torneos internos de dominó y siempre ganaba”.

Celio jugando dominó durante fiesta familiar
 
Peña apunta que a Celio lo buscaban para que jugara dominó profesionalmente, pero nunca aceptó. “A pesar de tener la astucia nunca jugaba para ganar dinero, lo buscaban para que jugara dominó por profesión pero no le gustaba” y afirma que lo que sabe de dominó lo aprendió de su suegro.

 

La compañera de vida de Celio, Aura de Vargas, falleció en diciembre de 2014, ahí se apagó una esperanza para él, de hecho, al hablar de ella y recordar su viaje a Houston y esta dura travesía, sus ojos se llenan de lágrimas, pues ya no está con a su lado su “reina” como la llama, pero mantiene vivo esos recuerdos, y su motor de lucha además de sus hijas Betty, Omaira, Nelly, Rosalba y sus nietos Belkis, Aurisnelly, José, Elio, Roxana, Endrick, Ender y Ernesto, son sus tres bisnietos Nellybel, Alessandra y Elio, sus ojos se iluminan al verlos y son quienes lo llenan de alegría y motivación en estos momentos.



Aura de Vargas junto con Celio
 


Celio celebrando el cumpleaños de su esposa Aura


 
Su nieto Elio Briñez considera que “una de las mayores cualidades de abuelo es su constancia con su salud. Yo no creo que llegue a durar tanto tiempo como él, abuelo es una persona que para mí es como de hierro”.
Recuerda que “una vez que lo acompañé al Banco de Sangre a hacerse un chequeo un médico me dijo ‘¿usted es el nieto del señor Celio?’ yo le dije que sí y me dijo ‘ese señor tiene 34 años asistiendo aquí y es muy constante haciéndose los exámenes, es un ejemplo’.  La gente en el banco de sangre lo saluda como si fuera alguien que trabajara ahí, todos lo conocen por tantos años que tiene yendo a chequearse”.

Celio con su nieto Elio Briñez
 

Ya son 34 años que Celio tiene con la válvula en su corazón y hasta la fecha funciona a la perfección, él sigue cuidándose, manteniendo un tratamiento riguroso y chequeándose el tiempo de coagulación.
“Dios ha sido muy bueno y nos ha permitido disfrutarlo mucho tiempo. Él es mi ejemplo, espero durar tantos años de vida como mi abuelo y poder disfrutar de mi familia como él lo ha hecho. Yo estoy muy feliz de ser su nieta y aprender tanto como he podido de él, porque sin duda alguna es mi guerrero, lo amo y gran parte de lo que hago, es para que se sienta orgulloso de mí”, expresa la menor de sus nietas, Roxana.

Celio en la graduación de su nieta menor Roxana
 
“Amo a mi familia, y espero dejar en ellos una huella. Cuando me vaya, me iré feliz de lo vivido y haber podido compartir con ellos tantas cosas. Mientras esté aquí trataré de seguir siendo un ejemplo para ellos. Mis hijas están bien casadas, cinco de mis nietos ya son profesionales y trabajan, tres están en ese camino y son excelentes estudiantes, estoy satisfecho con lo que son y lo que he hecho. Tengo la dicha de conocer a mis bisnietos y disfrutarlos y eso es lo que me importa y siempre me ha ayudado a salir adelante, mi familia, mi amor por ellos”, afirma Celio Vargas, un Récord Guinness sentimental que aún espera por una distinción más que merecida.

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