domingo, 3 de abril de 2016

Catar 2022, un Mundial erigido sobre violaciones de los DD.HH.



Un nuevo informe de Amnistía Internacional demuestra los abusos que los trabajadores migrantes sufren en el país asiático.


Un nuevo informe de Amnistía Internacional ha vuelto a señalar la problemática situación que se vive en Catar, que acogerá el Mundial de Fútbol de 2022. En un país donde no se pagan los salarios a tiempo, no hay suficientes inspectores que garanticen el bienestar de los trabajadores y la vida de los inmigrantes depende de sus jefes, la violación de los Derechos Humanos está a la orden del día.

Desde que la FIFA escogiera a Catar para albergar el Mundial, la situaciones de abuso se han intensificado. Las múltiples obras necesarias para remodelar el país de cara al Mundial esconden situaciones laborales insostenibles. Una situación prácticamente de esclavitud que Amnistía Internacional ha denunciado en su último estudio.

El organismo ha entrevistado a 234 trabajadores ocupados en la remodelación de los centros deportivos principales de Catar para hacerse eco de sus condiciones. Absolutamente todos ellos dijeron sufrir algún tipo de violación de los Derechos Humanos.

Sobre todo, el problema se centra en los trabajadores migrantes, que representan hasta el 90% de la población del estado. Aunque la FIFA afirmó que se tomaron medidas suficientes para que no ocurrieran estos problemas, los resultados del estudio demuestran algo muy distinto.




Los 234 entrevistados reconocieron sufrir algún tipo de violación de los Derechos Humanos

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Los trabajadores del estadio Khalifa, uno de los más importantes del país, reconocieron ser obligados a vivir en un alojamiento miserable que costaba un alto alquiler, mientras sus salarios (insignificantes) eran retenidos y sus pasaportes confiscados.

“Ya se han tomado medidas concretas. Estamos totalmente comprometidos a hacer todo lo posible para asegurar que se respetan los Derechos Humanos. Pero la FIFA no puede ni tiene la responsabilidad de resolver todos los problemas de la sociedad de un país anfitrión del Mundial”, ha argumentado Federico Addiechi, portavoz de FIFA.

Sin embargo, Salil Shetty, director de Amnistía Internacional, remarca que “en cinco años de promesas, la FIFA ha fracasado por no detener una Copa del Mundo que se está construyendo sobre violaciones de los Derechos Humanos. El abuso de los trabajadores migrantes es una mancha en la conciencia del mundo del fútbol. Para jugadores y aficionados, el estadio de un Mundial es un sueño. Para los trabajadores con los que hablamos, una pesadilla”. 






"Mi vida aquí es como en una prisión"

A 88 de los entrevistados se les ha negado el derecho a salir de Catar, ya que dependen totalmente del permiso de sus empleadores para poder hacerlo. 

“ Mi vida aquí es como en una prisión. Es un trabajo muy duro, estamos muchas horas bajo el sol abrasador. Cuando me quejé por primera vez, me dijeron: 'Si quieres reclamar, hazlo, pero tendrá consecuencias. Si quieres seguir tranquilo, sigue trabajando'”, explicó uno de los obreros a Amnistía Internacional.

En mayo de 2014, el gobierno de Catar se comprometió a reformar el sistema de kafala, que hace que los migrantes dependan de sus empleadores, y a introducir nuevas leyes por las que los trabajadores cobraran al momento y pudieran salir del país más fácilmente.

No obstante, dos años después el problema continúa sin ningún tipo de avance. La promesa, provocada por las diferentes publicaciones que ya criticaban el problema en ese momento, parece haber sido más una venta de humo que una medida real. A falta de cada vez menos para el momento clave, no parece que la situación vaya a cambiar.




Si la situación no cambia en 12 meses, Catar será el quinto país investigado por la OIT

Tal y como señala el informe, los peores abusos se encuentran enterrados bajo las subcontrataciones de empresas encargadas de remodelar los estadios. Es en estas pequeñas compañías donde se llevan a cabo los mayores castigos para los empleados, ya que las públicas están altamente controladas por los organismos internacionales.

De hecho, Naciones Unidas ha advertido a Catar de que tienen 12 meses para poner fin a la esclavitud de los trabajadores migratorios. De otra forma, deberán enfrentar una investigación formal de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU, siguiendo así a Haití, Birmania, Portugal y Liberia.


Fuente: [Vía The Guardian, El País]

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