domingo, 11 de febrero de 2018

La ciencia también es cosa de mujeres.

Marie Curie y su esposo Pierre, en su laboratorio. Ambos compartieron el Nobel de Física en 1903. CORBIS

Cada vez hay más mujeres en laboratorios y universidades, pero son pocas las que lideran grupos de investigación y centros científicos.

En la víspera del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, las investigadoras proponen soluciones y reivindican su papel.

Rainer Weiss, Barry Barish, Kip Thorne, Jacques Dubochet, Joachim Frank, Richard Henderson, Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young. Son los ganadores de los últimos premios Nobel en las tres categorías científicas y entre ellos -un año más- no figura ninguna investigadora. También de nuevo le han llovido las críticas y las acusaciones de machismo a la Real Academia de las Ciencias de Suecia. ¿Acaso no hay mujeres con contribuciones que merezcan el premio más prestigioso del mundo? Desde que en 1901 empezaron a entregarse estos galardones, 844 Nobel han sido para hombres y 49 para mujeres (la mayoría ganó el de Literatura o el de la Paz y sólo 17 de ellas se hicieron con el de Física, Química o Fisiología y Medicina).

Unos datos que no reflejan lo que ocurre en los laboratorios y universidades de todo el mundo, donde los logros científicos y la presencia de las mujeres es cada vez mayor -el 39% del personal investigador en España es femenino y la media europea ronda el 33%, según el informe Científicas en Cifras 2015, elaborado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad-. Su presencia, sin embargo, aún es escasa liderando grupos de investigación o dirigiendo instituciones científicas y universidades. Su sueldo también sigue siendo más bajo -de media, las científicas europeas cobraban en 2010 un 17,9% menos que sus colegas hombres, según el último informe She figures 2015, de la Comisión Europea-.

Son algunas de las cuestiones que quieren poner de manifiesto este domingo durante el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada que Naciones Unidas instauró en 2015 para intentar reducir "la brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) que persiste desde hace años en todo el mundo".

Mujeres que han recibido un Nobel REAL ACADEMIA DE SUECIA

Desafiando comentarios como el "qué pesaditas estáis las mujeres" que proliferan ante la oleada de reivindicaciones para alcanzar la igualdad en todo tipo de sectores, durante esta semana se están celebrando una gran variedad de actos y conferencias para reclamar que se equiparen sus condiciones laborales a las de los hombres, dar a conocer los descubrimientos y los trabajos realizados por mujeres y fomentar las vocaciones científicas entre las niñas y jóvenes.

"Cierre los ojos y piense en un científico. ¿Qué imagen le viene a la mente?", preguntaba María Mittelbrunn, jefa de Laboratorio de Inmunometabolismo del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, al inicio de su charla durante la jornada Mujeres, Ciencia e Innovación, organizada en noviembre por la Embajada de Suecia de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). ¿Cuántas científicas es capaz de nombrar? Probablemente una de ellas sea la francesa Marie Curie, la única mujer que ha ganado dos Nobel y cuyo aniversario de su nacimiento sirvió como excusa para debatir sobre la situación de las investigadoras.

Entre las españolas, las bioquímicas Margarita Salas y María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), figuran entre los rostros más conocidos. Pero a lo largo de la historia, el papel de muchas científicas ha pasado casi desapercibido. Tampoco les resultó fácil entrar en ese mundo. Sin ir más lejos, hasta 1910 las mujeres españolas que querían matricularse en la universidad necesitaban un permiso especial.

"Estamos mucho mejor de lo que estábamos gracias a las mujeres que nos han abierto al camino. Y ahora somos las científicas que estamos en el laboratorio las que tenemos que abrir el camino a las más jóvenes", dice Mittelbrunn. Dar visibilidad a su trabajo y luchar contra los prejuicios que siguen vigentes son dos de las tareas pendientes. "Hay que combatir los estereotipos porque ponen límites a nuestros sueños", reclama Mittelbrunn.


El mapa muestra el porcentaje de investigadoras en el mundo en 2014 (en algunos países con los últimos datos disponibles).

"En estos últimos años se ha avanzando pero ha sido un avance mínimo y, en algunos campos, como el de la igualdad económica, ha habido un retroceso. Estamos mejor que en los años 60 pero se pensaba que el avance iba a ser mayor", opina la alicantina María Blasco, que considera que "sigue habiendo sesgos que están desfavoreciendo a las mujeres a pesar de que hace mucho tiempo que están igual de preparadas que los hombres".

Por ello, aboga "por hacer políticas más agresivas que las que se han hecho hasta ahora para que todas estas mujeres que están superformadas ocupen los puestos más altos y reciban dinero suficiente para investigar". Blasco, en cuyo laboratorio del CNIO las mujeres son mayoría, considera que "en España la ley es discriminatoria, pues se dan permisos más largos por maternidad. Los estereotipos como que las mujeres tenemos que ser cuidadoras y tener un carácter amable podrían cambiar si los hombres tuvieran los mismos permisos de paternidad y éstos fueran obligatorios. En la actualidad, muchas investigadoras tienen jornadas parciales y no pueden acceder a los puestos más altos", argumenta.

Una de las que sí lo ha logrado es la química asturiana Rosa María Menéndez quien, tras ocupar diversos cargos de gestión a lo largo de su carrera, está al frente del CSIC desde el pasado noviembre. Es la primera mujer que preside este organismo desde que en 1907 se fundó la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), origen del actual CSIC, creado en 1939. "Desde el punto de vista personal ha sido un reto tremendo, pero que he asumido sin dudarlo. Me sentía con fuerzas y con experiencia, y voy a rentabilizar toda la experiencia acumulada durante años", señala esta experta en materiales de carbono.


Menéndez, que el lunes cumplirá 62 años, asegura que nunca se sintió discriminada profesionalmente por ser mujer: "Al contrario, a veces me sentí demasiado solicitada porque hubo momentos en que me llamaron de varios sitios".

María Blasco (i) y Margarita Salas (d), en una foto de archivo SERGIO ENRÍQUEZ NISTAL

En su caso, recuerda, su estancia postdoctoral en la Universidad de Newcastle (Reino Unido) supuso "un antes y un después" en su carrera: "Tuve la suerte de trabajar en un grupo muy activo de materiales. Hice muchos contactos y, cuando regresé a Oviedo, comencé a trabajar en proyectos europeos", rememora. "Inicialmente nunca estuve a favor de las cuotas de participación, pero soy consciente de que yo empecé a colaborar con la Comisión Europea gracias a ellas", admite. Considera, asimismo, que la situación de las mujeres científicas "es mejorable". "Tenemos muy buenas científicas y en estos próximos años espero que se note".

Conciliación familiar

Al igual que María Blasco, la presidenta del CSIC cree que "posiblemente el mayor problema para que las mujeres lleguen a ocupar altos cargos es la conciliación familiar. Requieren mucha dedicación, así que depende de las prioridades que cada uno se marca en la vida. Es algo totalmente respetable. Ha habido ocasiones en las que he intentado rodearme de mujeres en mi equipo y algunas me han dicho que no". Asimismo, Menéndez cree que aún existen prejuicios sociales: "La ambición se valora de forma más positiva en los hombres que en las mujeres".

Otra institución científica española que desde 2017 está dirigida por una mujer es el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). La elegida ha sido la paleontóloga gallega María Martinón Torres, miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca (Burgos) desde 1998: "Personalmente yo no he tenido experiencias negativas por ser mujer, y he contado con la suerte de que mis mentores, que eran hombres, apostaron por mí, con una especial mención a José María Bermúdez de Castro, quien fue mi maestro y ahora mi colega y amigo", asegura.

En 1963, la cosmonauta Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en ir al espacio

Además, considera que en Atapuerca, donde se formó, "hay mujeres muy prominentes, responsables de grupos de investigación y de excavaciones de yacimientos, capaces y brillantes que han servido de modelo y estímulo para tener confianza en que las cosas se pueden hacer".

Martinón asegura que "hay muchos ejemplos de mujeres fuertes, como Mary Leakey, Dorothy Garrod o Jane Goodall que, además del trabajo intelectual, han desarrollado trabajo de campo que requiere un esfuerzo físico que parece que asumimos que es solo patrimonio de los hombres", reflexiona.

Además de mencionar la dificultad que hay en España "tanto para los hombres como para las mujeres" para conciliar la vida laboral y personal, cree que "muchas veces las mujeres no negocian con sus superiores aspectos profesionales (promoción, responsabilidades, etc.), sino aspectos familiares personales (como la flexibilidad horaria). Debemos recordar que una verdadera conciliación familiar no es una reducción de jornada, sino posibilitar el desarrollo de ambas esferas de la vida en mejores condiciones. Y se puede", asegura.

"Yo no me he sentido discriminada por ser mujer, pero cuando participo en una comisión donde se discuten proyectos nuevos o cualquier asunto que tenga algo de política me parece extraño ser la única mujer. Y, a veces, me cuesta entender el código", admite la argentina Amina Helmi, astrofísica de la Universidad de Groninga (Países Bajos) y miembro de Gaia, una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que está haciendo un mapa de estrellas de la Vía Láctea. "Me ha pasado muchas veces que al poner sobre la mesa una idea, me lleva mucho tiempo que sea absorbida por el comité. Y después, un hombre ha repetido la misma idea y se la han atribuido a él", asegura.


Carreras para 'listos'

La percepción de que los hombres son más brillantes e inteligentes que las mujeres y, por tanto, más adecuados para desempeñar carreras para listos (como física o filosofía), prevalece en 2018 y es interiorizada por las niñas a una edad tan temprana como los seis años, según asegura un estudio publicado el año pasado en la revista Science.

En 1865, Fermina Orduña registró a su nombre los derechos sobre un carruaje para vender leche

La investigación, elaborada en tres universidades de EEUU (de Nueva York, de Illinois y Princeton), concluyó que la elección de disciplinas académicas por parte de mujeres y hombres parece estar influenciada por las percepciones que se tienen sobre la inteligencia. Y las niñas tienden a pensar que no son lo suficientemente listas para dedicarse a ellas.

"Resulta descorazonador comprobar que incluso los niños más pequeños adoptan los estereotipos culturales", señala Andrei Cimpian, coautor del estudio, que admite que les sorprendió encontrar esas percepciones ya a los seis años. "Queríamos comprobar cuándo se comienza a tener esas percepciones sobre lo brillante que se es, que parece que es un obstáculo para el éxito de las mujeres", apunta. "Otra investigación ha sugerido que a esa edad, los niños tienden a asociar las matemáticas con los niños y no con niñas".

En los encuentros que organizan entre científicas y niños y niñas de entre 13 y 15 años, Ana Arribas, responsable del programa L'Oréal-Unesco For Women in Science en España, comprueba con frecuencia la existencia de esos estereotipos: "Tenemos claro que hay que trabajar duro para cambiar estas percepciones que se tienen a temprana edad", asegura.

"Las cifras demuestran que hay mayor presencia femenina en las carreras de ciencias vinculadas a la salud, como medicina, biología y farmacia, donde superan el 50%. Sin embargo, esta cifra es bastante menor en ingeniera electrónica o informática", apunta.

A la hora de despertar vocaciones y trabajar por la igualdad, añade, los docentes son "clave", por eso los incorporan también a sus encuentros. "Todas las científicas que han ganado nuestros Premios a la Investigación, sin excepción, nos dicen que empezaron a interesarse por la ciencia por sus profesores", dice la directiva de L'Oréal-Unesco For Women in Science. Los medios de comunicación y los hombres también juegan, en su opinión, un papel fundamental para combatir las desigualdades de género.

Una de sus iniciativas es el Science dating, en el que las jóvenes conocen a las científicas premiadas en su programa: "Buscamos que tengan referentes cercanos, investigadoras jóvenes, no esa figura científica de éxito, de la que hay una entre miles. Queremos que vean que las investigadoras no son bichos raros, sino personas con sus éxitos y sus fracasos".

LAS CIFRAS DE LA DESIGUALDAD

2133. Año en el que se llegará a la igualdad económica entre hombres y mujeres, según el Foro Económico Mundial

39% del personal investigador en España son mujeres. La media europea es del 33%

49 premios Nobel han sido para mujeres y 844 para hombres

El 30% de los trabajadores en el sector tecnológico en Europa son mujeres. En España, un 18%

17,9% menos de sueldo cobraban las científicas europeas en 2010 que sus colegas hombres


21% de los puestos investigadores de máximo nivel en la UE están ocupados por mujeres

55% de los universitarios españoles son mujeres

1 rectora en las 50 universidades públicas españolas

9% de las patentes de inventos en la UE fueron registradas por mujeres entre 2010 y 2013

13,5% de investigadores de la UE trabajaban a tiempo parcial en 2012 frente al 8,5% de investigadores

FUENTE: Informes del Instituto de Estadística de la Unesco, la Comisión Europea (She Figures 2015) y de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (Científicas en Cifras 2015)


Retrato de Hipatia de Alejandría (370-415), la primera matemática conocida


Fuente: elmundo.es


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