miércoles, 19 de octubre de 2016

En Ecuador, mujeres emprendedoras encuentran esperanza post-terremoto.

Mujeres asistentes al taller en Calceta esperan atentamente sus diplomas de participación. Foto: ONU Mujeres/Romina Garzón





Entre los árboles de algodón, las flores tropicales y el mar de la costa este de Ecuador, en Manabí —una de las provincias más afectadas por el terremoto ocurrido el pasado 16 de abril—se levantan pequeños poblados donde cientos de familias quedaron damnificadas.
El 40 por ciento de las mujeres en las áreas devastadas no reciben ingresos propios. Muchas son cabeza de hogar y debido al sismo perdieron sus viviendas y sus empleos. La mayoría de ellas, en la actualidad, vive en albergues instalados por el Gobierno Nacional y otros organismos cooperantes. Según datos del Gobierno ecuatoriano, se han contabilizado 28.775 personas albergadas y un total de 5.824 familias afectadas.
Pero, a pesar de la dura situación que atraviesan, no han perdido su entusiasmo ni sus ganas de salir adelante. Del 17-19 de mayo, alrededor de 80 mujeres en las poblaciones de Calceta y Rocafuerte asistieron a un taller de capacitación denominado “Herramientas para mi desarrollo personal y el de mi negocio”, organizado por el Ministerio de Justicia en coordinación con ONU Mujeres.
Este proyecto, al igual que las capacitaciones al personal de Fuerzas Armadas y Policía en temas de prevención de violencia de género, son herramientas que servirán para empoderar y proteger a las mujeres y niñas tras el terremoto.
En medio del sofocante calor y las condiciones adversas, las mujeres fueron incrementando su interés por los temas de manejo de una microempresa, costos de recuperación, horarios de trabajo, manejo de presupuestos y salarios, para poder levantar y mantener un pequeño negocio. Luego de tres días de preparación, muchas ya tenían en mente qué negocio iban a montar.
Valeria Bazurto, Reinalda Zambrano y Rosa Delgado reciben sus diplomas en Rocafuerte. Foto: ONU Mujeres/Romina Garzón

En Rocafuerte, Reinalda Zambrano, tuvo que mudarse a un albergue, pues su casa se vio afectada por el sismo. Ella se dedica a la agricultura y la costura y, gracias a su trabajo, mantiene sola a sus hijos. Dice que el taller ha sido una oportunidad para “tener en alto su autoestima, valorarse como ser humano y apreciar su trabajo”. Reinalda afirma que los nuevos conocimientos adquiridos le ayudarán a ser autónoma y a “no depender de una cosecha ni del padre de sus hijos” para poder alimentarlos y educarlos. En los próximos meses planea montar un taller de costura.
Nancy Álvarez, de 40 años, vive en Calceta, es parvularia y, aunque no perdió su vivienda, quiere apoyar de alguna manera a su comunidad. Sus hijos ya son mayores y por ello, actualmente puede apoyar con el cuidado de las niñas y niños en el albergue que está ubicado en el estadio municipal. Dice sentirse muy agradecida por la motivación que han recibido de parte de las capacitadoras para “tener fuerza y empezar una nueva vida”. Con una gran sonrisa comenta que empezará pronto a formar su pequeño negocio de venta de ensaladas de frutas. “Ya he sacado los porcentajes de inversión y de ganancias. Estoy decida a emprender”, comentó.
En ambos poblados, las participantes de la capacitación recibieron un certificado que avala los conocimientos adquiridos. Todas aceptaron el documento con alegría, gratitud y la esperanza de ver cristalizados sus sueños.
“Nos dimos cuenta del alto potencial de mujeres que conocían oficios pero que necesitaban, posiblemente, herramientas para mejorar su capacidad de producción”, explica Moni Pizani, Representante de ONU Mujeres en Ecuador, agregando que este programa de instrucción básica fue inspirado por las propias mujeres que habitan en estos lugares. “Normalmente, vemos las crisis como un problema, pero de aquí, también salen muchas oportunidades que tenemos que aprovechar. Estamos a la orden para apoyarles en lo que, mínimamente, podamos”.
Los talleres han sido impartidos en tres localidades de la provincia de Manabí, y a cada uno han asistido alrededor de 35 mujeres. La oficina planea extender los cursos de acuerdo a las necesidades que presenten las comunidades afectadas en los próximos meses.

Fuente: unwomen.org

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