domingo, 28 de agosto de 2016

Por qué no se recuerdan los primeros años de vida.



¿Cuál es el primer recuerdo de una persona? Después de hacer un esfuerzo cognitivo, todos tendrán una primera anécdota o experiencia, al menos una imagen. Quizás sean unas vacaciones familiares en verano o un regalo de cumpleaños y los más probable es que esa remembranza no sea otra cosa que una ficción, que choque con la realidad de los hechos.


Llegada la adolescencia y luego la adultez, los recuerdos de la niñez, si los hay, se cuentan con los dedos de una mano. Sigmund Freud dio el nombre de "amnesia infantil" a este fenómeno ya hace más de cien años. El padre del psicoanálisis señaló a la represión en el inconsciente como el responsable del olvido de los primeros eventos. Con el paso de los años, la teoría freudiana contrastaría con los avances en neurociencia.

El doctor en Neurociencias Pedro Bekinschtein, investigador de los mecanismos moleculares de la memoria, explicó a Infobae: "La cantidad de cosas que se aprenden de chico es impresionante y siempre depende de la memoria. Desde el lenguaje hasta reconocer a tu entorno, ciertos sonidos, olores. Lo que sí no se logra almacenar son experiencias conscientes. Hasta hoy, no hay una respuesta concluyente que explique la amnesia infantil, pero sí hay algunas hipótesis válidas".

El cerebro en desarrollo

El paciente más célebre de la neurociencia fue Henry Molaison, aunque se lo llamaría H.M. a fin de preservar su identidad. Su pasaje a la fama se debió a una operación fallida en el cerebro que buscaba curar su epilepsia y terminó por dañar el hipocampo, la zona clave donde opera la memoria. H.M., luego de la intervención, no recordaba ningún suceso reciente, pero sí podía atesorar cierta información y en base a ella orientar su comportamiento; una réplica del funcionamiento de un bebé.


"Hay determinadas regiones del cerebro que no terminaron de desarrollarse. Los bebés absorben un montón de información, pero no responden de la misma manera con lo que se llama memoria episódica autobiográfica, en la cual el hipocampo es una de las regiones neurálgicas", advirtió Bekinschtein. "También hay una parte frontal de la corteza importante para la memoria, que es otra región que se desarrolla tardíamente, casi al final de la adolescencia".


Hace dos años, Mazen Kheirbek, un investigador de la Universidad de Columbia, publicó un estudio basado en experimentación sobre roedores que sugería una relación entre el olvido y la neurogénesis, que es la formación de nuevas células cerebrales. En los primeros años de vida este proceso se desarrolla a una velocidad tan grande que imposibilita almacenar vivencias porque son relegadas por otras permanentemente.




La falta del lenguaje


"Para poder contar experiencias necesitás cierto manejo del lenguaje, que les da significado y las pone en palabras. Cuando uno es muy chico y todavía no adquirió el lenguaje, no puede almacenar historias como experiencias conscientes", sostuvo el neurocientífico.


Aunque algunos especialistas rechacen la hipótesis lingüística ya que alegan que, por ejemplo, no se registran diferencias en las memorias de los niños que nacen sordos y aquellos que oyen, la psicóloga Robyn Fivush, de la Universidad de Emory, le dijo a la BBC: "El lenguaje nos ayuda a estructurar y organizar nuestros recuerdos. Se trata de una narrativa. Al crear una historia, la experiencia es más fácil de recordar por más tiempo".





El factor cultural


La psicóloga Qi Wang, de la Universidad de Conrell, indagó en los primeros recuerdos de cientos de estudiantes chinos y estadounidenses. No fue sorpresa que los recuerdos de los estadounidenses fueran más extensos, detallados y egocéntricos que las narraciones de los chinos, más breves y concretas. Lo que sí llamó la atención fueron las fechas de unos y otros: en los orientales, los eventos databan de seis meses más tarde.


"En las culturas orientales, los recuerdos de la infancia no son importantes. Si la sociedad te dice que esos recuerdos son importantes, te aferrás a ellos", opinó Wang, quien citó el caso de los maoríes neozelandeses, cuya cultura subraya el valor del pasado, y muchos de ellos recuerdan sucesos ocurridos cuando apenas tenían dos años.


El científico Bekinschtein dijo no estar "tan seguro" de la importancia del factor cultural en la amnesia infantil y añadió: "La mayoría de los recuerdos que tenemos de nuestra infancia son creados o falsos. A partir de fotos y de escuchar anécdotas familiares, uno pierde noción de si de verdad se acuerda la historia o simplemente la recuerda porque se la contaron".


Texto: Maxi Fernández

Fuente: infobae.com

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