Te voy a contar cómo era Montevideo cuando yo era chica. Tú
podrás averiguar, en la computadora o en el diccionario, los significados de
las palabras que desconoces, porque ya no existen esos objetos, o porque solo están
en algunos lugares de la ciudad.
Vivíamos, con papá, mamá y mis dos hermanos, en una casa
grande. Tenía dos claraboyas (donde ahora vivo, hay aún muchas casas con
claraboya, y el tío Kiko tiene dos en su casa).
Imagen 1
Además, había varias habitaciones, una cocina y un baño enormes. Por la escalera, se llegaba al altillo, que conducía a la azotea. En el altillo, dormía Doña Martina, una señora anciana, que nos cuidaba mientras mamá iba a su trabajo, en la Facultad de Medicina. Mamá era laboratorista; siempre estaba observando en el microscopio.
Imagen 2
A veces, íbamos con mi hermano mayor, Carlos, a visitar a Mamá en su trabajo, y los porteros de la Facultad comentaban: - ¡Qué jóvenes llegaron estos chicos a la Facultad! - ( esa ironía en mis oídos sonó como música y como augurio de un gran futuro universitario; que se cumplió en el tiempo, hoy tu tío Carlos es Médico y la abuela Titi es Docente)-
Casi siempre viajábamos en el tranvía (vehículo parecido a
aquel tren que tomamos el año pasado con la abuela Mary y tu Mamá, para ir a
Santa Lucía: ¿te acuerdas?)
Imagen 3
En estos días, los recuerdo especialmente, pues están levantando el pavimento de la calle José Enrique Rodó, y quedan al descubierto los soportes de los rieles, por donde transitaban aquellos tranvías, con su conductor, de pie frente a las palancas de cambios (siempre pensaba yo que estos señores se cansarían mucho) y el “guarda”, que cobraba los boletos, y debía bajar en algunas esquinas, para desenganchar y enganchar, en otra línea, los troles del vehículo.
Recuerdo aún los ruidos del traqueteo del 41 y el 46, cuando
pasaban por la Avenida Millán. El 42 me llevó al liceo durante todo mi primer
año, en 1952; sacábamos un abono, que costaba menos de $ 3, en la estación
Reducto (así se llamaba, según nos explicaban las maestras, porque allí tenía
el General Rondeau su “reducto”, durante el Sitio de Montevideo.
Imagen 4
En verano, íbamos con Mamá a la playa Pocitos (primero, en
tranvía; luego, cuando estos desaparecieron, en el ómnibus 149) Llevábamos una
carga de leche y bizcochos; Mamá, su mate, por supuesto. En la playa, había una
profesora de Educación Física, que nos hacía juegos y nos enseñaba a saltar en
la arena.
Como seguramente sabes, no existían la televisión, los
teléfonos celulares (los teléfonos fijos eran escasos; muy pocas personas lo
tenían en sus casas) Ni algo mucho más moderno: las computadoras, que tanto
divierten y también ¿por qué no?, enseñan, si se las sabe utilizar.
Imagen 5
En cuanto a la vestimenta de las personas, ha cambiado
mucho: los hombres no se quitaban la chaqueta ni la corbata, aunque hiciera
mucho calor. Los alumnos de los liceos iban también de uniforme; las chicas de
pollera (falda) azul. Se suponía que ese uniforme formaba la bandera de
Artigas: rojo (corbata); azul (falda y chaqueta) y blanco (blusa o camisa).
Las compras se hacían en los almacenes y panaderías del barrio. No existían los llamados hoy Supermercados. Había grandes tiendas de ropa, por Secciones: Soler, Aliverti, (más populares); Angenscheidt, Caubarrère (más elegantes) y la que yo más quería, y te diré ahora por qué: Tienda Inglesa. Me gustaba mucho ir allí por dos razones: una, que tenía escalera mecánica, y otra, porque allí trabajaba tío Mario, el esposo de la queridísima tía Beba (la misma que tú conociste, ya muy ancianita y que no quería tomarse la leche que le habían servido).
Las compras se hacían en los almacenes y panaderías del barrio. No existían los llamados hoy Supermercados. Había grandes tiendas de ropa, por Secciones: Soler, Aliverti, (más populares); Angenscheidt, Caubarrère (más elegantes) y la que yo más quería, y te diré ahora por qué: Tienda Inglesa. Me gustaba mucho ir allí por dos razones: una, que tenía escalera mecánica, y otra, porque allí trabajaba tío Mario, el esposo de la queridísima tía Beba (la misma que tú conociste, ya muy ancianita y que no quería tomarse la leche que le habían servido).
Imagen 6
Yo anhelaba ir a la escuela, como lo hacía mi hermano
Carlos. Pero, ¡qué cosa horrible era para mi padre que yo fuera zurda! Y – según
me contaba mi prima Marujita, Papá se enojaba mucho y me decía que no iría a la
escuela, si seguía practicando la escritura – que él me enseñaba - con la mano
izquierda. Yo no recuerdo eso exactamente, pero sí recuerdo que él estaba
enojado. (En realidad, casi siempre estaba enojado y exigiendo lo que a
nosotros nos parecía demasiado)
Imagen 7
En fin, que el primer día de clase, observé que la maestra
María Julia rezongaba a una niña porque escribía con la izquierda. En aquella
época, aún no se sabía que el ser zurdo no era un atraso ni una enfermedad;
sino solo una forma de hacer las cosas (como tú y como tu Mamá) Es un cerebro
que está programado en forma diferente; nada más. Cuando yo vi lo que ocurría a
esa niña, que recuerdo era Monzón de apellido (las maestras nos llamaban por el
apellido), me puse muy nerviosa y comencé a hacer el número 1 con la derecha
(hasta hace muy poco tiempo, tenía aún la hojita con aquellos temblorosos unos)
De pronto, vi que Mamá venía corriendo para avisarle a la maestra que yo era
zurda. - ¡No, señora! – dijo María Julia – Vea, está escribiendo con la
derecha. -
Hoy, escribo y como con la mano derecha, pero creo que es lo
único que hago con esa mano, pues les di la mamadera a mis tres hijos y a ti,
Gaby, con la izquierda, y mi mano izquierda es muy torpe para escribir (lo he
intentado). Pero me peina, me lava los dientes, etc., etc., hasta patea una
piedrecita en la calle y lleva a mi perra Violeta con su correa, descuelga el
teléfono, toma un libro de la biblioteca, lava los platos…
Imagen 8
Con respecto a los enojos de Papá, te cuento que dormíamos
Carlos y yo en la habitación donde él tenía su mesa de dibujo y su biblioteca.
Nos gustaba reírnos de tonterías, hasta tarde. Él nos mandaba callar, desde la
otra habitación. Una noche, lo teníamos tan harto, que vino descalzo a pegarnos
con la chancleta y ¡se dio el pie desnudo contra la pata de la cama, que era –
además – una cama de metal! Por supuesto, el golpe de la chancleta no alcanzó a
llegar a la cola de Carlos, pero tuvimos que meternos debajo de las almohadas
para que nuestro padre no escuchara las risas, esta vez mucho más fuertes.
Mamá criaba gallinas, en el fondo de la casa que Papá construyera y comprara, a través del Banco Hipotecario (como lo hacemos nosotros ahora: tus padres, tío Kiko, yo…) Esas gallinas ponían muchos huevitos que no alcanzábamos a consumir. Entonces, Mamá me encargaba ir a Tienda Inglesa (ya era yo un poco más grandecita). Allí, se vendía un producto especial, para conservar los huevos (era una gelatina, donde se colocaban y se tapaba la lata). Yo hacía ese mandado encantada, pues así podía “pasear” (un poquito y con mucho cuidado), en la escalera mecánica. Aún hoy la disfruto cuando voy al CASMU, o a algún otro lugar que la tenga instalada.
Mamá criaba gallinas, en el fondo de la casa que Papá construyera y comprara, a través del Banco Hipotecario (como lo hacemos nosotros ahora: tus padres, tío Kiko, yo…) Esas gallinas ponían muchos huevitos que no alcanzábamos a consumir. Entonces, Mamá me encargaba ir a Tienda Inglesa (ya era yo un poco más grandecita). Allí, se vendía un producto especial, para conservar los huevos (era una gelatina, donde se colocaban y se tapaba la lata). Yo hacía ese mandado encantada, pues así podía “pasear” (un poquito y con mucho cuidado), en la escalera mecánica. Aún hoy la disfruto cuando voy al CASMU, o a algún otro lugar que la tenga instalada.
Imagen 9
Hablando de algo que no existía: los cajeros automáticos. Para cobrar el sueldo del trabajo, había que hacer la fila en la ventanilla y te llevabas todo a casa. Algunos depositaban el dinero en un banco e iban yendo a buscar, para ir pagando las cuentas del mes.
Imagen 10
Papá tenía un coche cuadrado: una cachila, con plataforma entre los dos guardabarros (estuve buscando en Internet, pero no encontré uno que tuviera clara esa parte) Pero puedes hacerte una idea. Algunos chicos (y mayores también), disfrutaban yendo de pie en esa plataforma. Por supuesto, el coche debía ir lento, para evitar caídas.
Imagen 11
Algunos niños hacían lo que llamábamos la “coladera”, en los
ómnibus y los tranvías, colgados en la parte de atrás. Eso era muy peligroso.
Imagen 12
Todos, en primavera y verano, nos quedábamos en la vereda hasta la noche, jugando a las “esquinitas, la bolita, el trompo, el pañuelito escondido, la rayuela”; también al fútbol, naturalmente. Había una niña en mi barrio, a quien llamaban la “Cuca”, que era una pionera en el fútbol femenino de aquella época.
Imagen 13
Era muy frecuente el juego llamado “payana”, o “payanita” (también lo jugábamos en los recreos de la escuela), y lo preferían las niñas. Pero, a decir verdad, los varones eran mejores en la “payanita”; tenían más habilidad y rapidez.
Imagen 14
Yo heredaba los juguetes de mi hermano Carlos: un autito a
pedal, un sulky, un monopatín (que no era muy femenino, pero a mí me gustaba).
imagen 15
Imagen 16
Como tenía dos hermanos varones, vivía subiendo con ellos a los árboles, en un baldío que estaba al lado del “rancho de Malvín”, que había construido Papá, con el abuelo José. En ese baldío, que estaba lleno de pinos, nos colábamos, para subir a los árboles y recoger piñas. También allí tuvo mi hermano Jorge un accidente bastante feo, del cual aún conserva una cicatriz en la mejilla. Mamá, que era muy práctica para esas tareas, le hizo una cura sensacional; pero yo recuerdo que – cuando lo vi lastimado – me asusté mucho.
Otro lugar donde nos colábamos, con mi prima Nelly: en el
cine Mundial (que ya no existe). El portero se hacía el tonto, y nos dejaba
“vichar” por la cortina; luego entrábamos sigilosamente, y nos sentábamos en
las últimas filas. Así, sin pagar la entrada, nos vimos las películas de Cantinflas,
y algunas argentinas; también recuerdo que vimos Noticieros sobre la Guerra,
que había terminado hacía poco tiempo. Una vez entramos con Jorge, mi hermano
menor, y ¡se sentó sobre el sombrero de un señor que estaba al lado; dice Nelly
que lo dejó igualito a una torta de cumpleaños! Menos mal que el señor no
reaccionó mal.
Imagen 17
En la misma cuadra, estaba hasta hace poco la famosa
panadería “La Llave”, donde compraba yo todos los domingos la pasta para hacer
la pizza tradicional, y Papá llevaba unos postres exquisitos de ese negocio.
¡Lástima que lo veo cerrado cuando paso en el ómnibus para ir a ver a mi amiga
Yola!
Yo anhelaba con todas mis fuerzas una bicicleta.
Como Papá era funcionario de la Intendencia, nos consiguió
unas entradas para un espectáculo infantil, que se realizaba en el Teatro Solís.
Imagen 18
Recuerdo que fue en los primeros días del mes de marzo; en el lugar hacía mucho calor. Pero nos quedamos hasta el final, con mi hermano Carlos, y unas vecinas que nos acompañaron. ¿Por qué soportar tanto calor?
¡Al final se rifaba una hermosa bicicleta! Seguimos el
sorteo con gran ansiedad: ¡resulta que perdimos el premio por una diferencia en
un número! ¡Qué fracaso!
Cuando llegamos a casa, contamos la experiencia a nuestros
padres. Papá – que era muy serio – sonreía todo el tiempo. ¿Por qué? A los
pocos días, yo cumplía 12 años: el día 13 de marzo, como tú sabes. ¡Cuál no
sería mi sorpresa cuando Papá me presenta su regalo: una bicicleta nuevita,
alemana, y además, rodado 28, enorme! Por eso sonreía cuando nosotros
contábamos el tema de la rifa en el teatro…
Imagen 19
La verdad, me costó un poco aprender a andar en la bici,
pero la usé bastante, y duró muchísimos años, mudándose conmigo varias veces.
Hasta que un día, en que yo estaba de viaje en España, mis hijos sufrieron un
robo; entraron ladrones en la casa de Camino Maldonado… ¡y adiós bici, que
había servido incluso a Cris y Ceci, mis dos hijas!
Los abuelos Jesusa y José habían llegado de Galicia, con
Mamá y sus dos hermanos, en el año 1916 (mejor dicho, José ya estaba en
Montevideo, con su hermana).
EL BARCO QUE TRAJO A MI MADRE DE ESPAÑA, EN EL AÑO 1915,
PRINCIPIOS DEL 16.
“El
Tubantia era, en 1914, una de las estrellas de la compañía naviera holandesa
Royal Holland Lloyd, que hacía la ruta entre Amsterdam y Buenos Aires. Fue
botado en noviembre de 1913, en los astilleros Alexander Stephens & Sons,
en Glasgow, Escocia. Medía 180 metros de largo y casi 22 de ancho, pesaba
13.900 toneladas y podía llevar hasta 1.520 pasajeros: 250 en primera, 230 en
intermedia, 140 en tercera especial y 900 en tercera. Sus motores podían
desarrollar una velocidad máxima de 17 nudos, o sea unos 32 kilómetros por
hora.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914,
Holanda se declaró neutral y el Tubantia siguió navegando. En esos mismos días,
el acorazado inglés Highflyer, lo abordó cuando salía del puerto español de
Vigo y lo escoltó hasta el puerto inglés de Plymouth. Allí desembarcaron unos
150 reservistas alemanes que venían de Buenos Aires, y quedaron detenidos en
Inglaterra, igual que 500.000 libras esterlinas en oro destinadas a un banco
alemán. El Tubantia siguió hacia Amsterdam y la noticia salió en los diarios,
cuenta Nigel Pickford en sus libros dedicados a barcos, naufragios y tesoros.
El 16 de marzo de 1916, el Tubantia navegaba por el Mar del
Norte, iba hacia Buenos Aires con pocos pasajeros. En medio de la noche y la
niebla, se iluminó con todas sus luces y ancló a unos 90 km de la costa
holandesa, para esperar el amanecer cerca del faro Noord Hinder. Fue entonces
que el submarino alemán U-13 lo torpedeó en la sala de máquinas y el Tubantia
se hundió pronto: los 80 pasajeros y 294 tripulantes fueron rescatados sin
daños, pero nunca se recuperarían los 2.000.000 de libras esterlinas en monedas
de oro que supuestamente cargaba en la bodega. El escándalo era que Alemania
había violado la neutralidad holandesa. Hubo polémicas. Los alemanes decían que
Inglaterra iba a invadir a Holanda y que el torpedo era inglés, pero al final
reconocieron el hecho –sólo los torpedos alemanes tenían cabeza de bronce– y
luego de la guerra, en 1922, pagaron una compensación de 830.000 libras
esterlinas. Los intentos de rescate del tesoro del Tubantia siempre fracasaron.
Imagen 20
Hoy pocos recuerdan las monedas de oro del Tubantia, el
tesoro parece estar en el significado final de sus aventuras. La maqueta en el
museo se lee, entonces, como una clave de época: desde la luz a la oscuridad”.
(Parece que la historia que abuela Jesusa siempre nos
contaba, tenía algo de verdad: en enero del 16 llegaron ellos aquí; el segundo
viaje del Tubantia terminó en el fondo del mar).
Imagen 21
¿Recuerdas, Gaby, cómo te asombraba la historia de mi tío, que se colgó de un guinche en el puerto de Santos, en Brasil, cuando venían para Montevideo? El niño tenía entonces 5 años y era muy travieso. Mamá se desvivía corriendo por la cubierta del Tubantia, detrás de él, llamado Herminio, y el otro, de 7 años, Manuel. Todo el mundo gritaba, pues ¡¡había un niño colgado de la grúa, en el medio del mar!! El conductor, que estaba cargando y descargando bananas en el puerto, se dio cuenta y tuvo que hacer una maniobra lenta, para depositar esa “preciosa carga” sana y salva, en la cubierta del barco. Cuando recordaban esa historia, ¡Mamá y el tío Herminio se mataban de la risa! Pero es seguro que ninguno de ellos lo había pasado muy bien en aquel momento: uno, viéndose colgado sobre el agua y la otra, no sabiendo bien cómo iba a terminar esa travesura tan peligrosa.
José, Jesusa, y mi madre, que era la mayor de sus hijos,
construyeron, con alguna ayuda, su humilde casita, donde reprodujeron
exactamente las casas de los pueblos gallegos (que yo vi, cuando pude viajar a
conocer esas tierras). Esas casas tienen un galpón, donde se conservan las
cosechas, corral para las gallinas, otro más pequeño para los pollos, frutales,
sembrados de verduras, y algunos perros y gatos.
Imagen 22
Una tarde, me fui a visitar a la Abuela, que vivía muy cerca de nuestra casa. Como en aquella época no se cerraban las puertas durante el día, entré y fui a buscarla al dormitorio. Abuela – que estaba haciendo la siestita – se levantó enseguida, y ¡qué sorpresa!, iba caminando y dejando una huella en el piso. ¿Qué había ocurrido? Abu había ido a buscar los huevitos al gallinero, los puso en el bolsillo del mandil (delantal, en gallego) y se olvidó de sacarlos antes de acostarse. ¡Cómo nos reímos mientras limpiábamos y poníamos a lavar la ropa de Jesusa! Al otro día, en clase de Francés, en el Liceo, me puse a escribir una pequeña redacción – que había encargado la profesora – sobre el olvido de la Abuela. Me costó hacerla (con ayuda de un diccionario), pero resultó tan bien, que otras compañeras me pedían ayuda para hacer esa tarea.
Imagen 23
El jardín de Abuela era una maravilla: todo lleno de rosales de colores, cuidados por ella con mucho amor. También tenía hierbas medicinales: malvarrosa, ajenjo, ruda, y una palmera enorme, que aún está, aunque la casa – por supuesto – fue reciclada, y en el fondo, se construyeron apartamentos.
Imagen 24
¡Qué feliz soy de poder recordar todo esto para ti, nieto querido; agradezco esta oportunidad y cuando nos veamos, lo comentamos, si tú quieres! Una compañera del Coro, el domingo, me contó que su nieto, cuando escucha una palabra nueva, dice: - ¡Cuenten, cuenten! Tiene gran ansiedad por saber ese niño, ¿no te parece?
Abuela TITI.
Agosto de 2014.
AQUÍ LOS SIGNIFICADOS DE LOS TÉRMINOS SUBRAYADOS EN EL TEXTO:
ABONO.-
Lote de entradas o billetes que se compran conjuntamente y
que permiten a una persona el uso periódico o limitado de algún servicio, de
alguna instalación deportiva, sanitaria o recreativa, o la asistencia a una
serie predeterminada de espectáculos.
AJENJO.-
Planta perenne de la familia de las Compuestas, como de un
metro de altura, bien vestida de ramas y hojas un poco felpudas, blanquecinas y
de un verde claro. Es medicinal, muy amarga y algo aromática.
ALTILLO.-
Habitación situada en la parte más alta de la casa, y por lo
general aislada.
CACHILA.-
Automóvil antiguo.
CANTINFLAS.-
Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes (Ciudad de México, México, 12 de agosto de
1911-Ciudad de México,
20 de abril de 1993) fue un actor y comediante mexicano, ganador del Globo de Oro en
1956.
Gozó de una enorme popularidad con la interpretación de su
personaje Cantinflas, un hombre salido de los barrios pobres que se
originó del típico pelado. El
personaje se asoció con parte de la identidad nacional de México, sobre todo de las
clases bajas, y le permitió a Moreno establecer una larga y exitosa carrera
cinematográfica que incluyó una participación en Hollywood.
Se dice que el estilo de salir a hacer comedia, disfrazado
de "peladito", lo tomó del comediante Manuel Medel. Se ha dicho
de Mario Moreno que es el "Charles Chaplin de México".
A pesar de que algunas de sus películas fueron dobladas al
inglés y al francés, y que su trabajo fue bien recibido entre el público
de Francia, los juegos
de palabras tan particulares en español resultaban
difíciles de traducir. Su gran éxito lo logró entre el público hispanohablante,
en Hispanoamérica, España y en Guinea Ecuatorial, donde
todavía tiene muchos admiradores. Como pionero del cine mexicano, Mario
Moreno contribuyó a su florecimiento durante la Época
de Oro del Cine Mexicano.
CLARABOYA.-
Ventana abierta en el techo o en la parte alta de las
paredes.
COLADERA.-
No aparece la palabra en los diccionarios ni en Internet.
Esto es algo parecido; en realidad, yo los vi colgados de la parte trasera de
los vehículos, especialmente del tranvía, que era más lento, para viajar sin
pagar el boleto.
GRAL. RONDEAU.-
José Casimiro Rondeau (Buenos Aires, 4 de mayo de 1775 – Montevideo, 18 de noviembre de 1844) fue un militar y político rioplatense, con
destacada actuación en la guerra
de independencia de la Argentina y el Uruguay. Por dos veces, ejerció
el cargo de Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El Sitio de Montevideo
En 1790, se trasladó con su familia a Montevideo. En agosto
de 1793, ingresó como cadete del Regimiento
de Infantería de Buenos Aires y en 1806 ya era capitán del Regimiento de
Blandengues de Montevideo.
En 1807, durante las invasiones inglesas,
fue hecho prisionero, cuando cayó en poder de los invasores la ciudad de
Montevideo.
Puesto en libertad en Gran Bretaña en
1808, quedó en España,
siempre en servicio del rey. Volvió a Montevideo, donde lo sorprendió la Revolución de Mayo de 1810. Decidido por la causa
americanista, pasó a la otra banda, donde la Primera Junta de
Buenos Aires le dio plaza en el ejército de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, con el grado de teniente coronel,
destinándolo a las operaciones de la Banda Oriental, en
carácter de jefe de las fuerzas independientes. Promovido a coronel y al mando
del Regimiento
de Dragones de la Patria, sitió a Montevideo y el 31 de diciembre de 1812, ganó la batalla de Cerrito.
Conflictos con Artigas
El caudillo oriental José Artigas se
unió al sitio, y reunió un congreso en Tres Cruces,
donde los representantes de los pueblos de la Provincia Oriental eligieron sus
diputados para unirse a la Asamblea del año
XIII. Sin embargo, los diputados fueron rechazados por la Asamblea, que estaba
dominada por la Logia Lautaro, porque llevaban instrucciones de conseguir
autonomía política, económica y militar para su provincia. El gobierno porteño
quería mantener un gobierno claramente unitario.
Por orden de la Asamblea, Rondeau organizó su propio
congreso en Capilla de Maciel, donde la mayoría de los supuestos diputados de
los pueblos fueron elegidos directamente por Rondeau, excluyendo expresamente a
los aliados de Artigas. Lógicamente, nombró diputados a la Asamblea a
partidarios del gobierno, que viajaban sin instrucciones, es decir, quedaban
librados a su conciencia y a la presión de los porteños.
En vista de estos hechos, Artigas se retiró del sitio de
Montevideo a principios de enero de 1814, seguido por sus hombres.
Pese a que esto dejó desguarnecido parte del campamento patriota, los españoles
habían quedado escarmentados en la batalla de Cerrito y no lo aprovecharon.
Rondeau pidió desesperadamente refuerzos para suplir a los
orientales; se los enviaron en mayo, cuando ya el capitán Guillermo Brown había
vencido a la flota española y dejado aislada la ciudad. Pero, junto a los
refuerzos, el Directorio lo relevó del mando del ejército sitiador de
Montevideo cuando la plaza se hallaba virtualmente tomada. El nuevo jefe
sería Carlos
María de Alvear, militar sin títulos, que quería para sí la gloria de tomar
la ciudad, algo que ya era inevitable. Lo logró apenas unos días después, y a
continuación se lanzó a perseguir a Artigas y sus partidarios.
LABORATORISTA.-
Arg., Chile, Cuba, Ur. y Ven. Persona
encargada de realizar análisis clínicos en un laboratorio. Arg., Ec., El
Salv. y Ur. Especialista en el trabajo de laboratorio de algunas
ciencias. Laboratorista en bacteriología, en química.
MALVARROSA.-
La Malva Real o Malvarrosa, también
llamada malva de la reina, cañamera real, malva loca, malva del príncipe o de
la princesa y malva de las indias, es una planta herbácea anual pertenece a la
familia de las Malváceas con un tallo áspero y ramoso que puede
llegar a sobrepasar los 2 metros de altura; sus hojas suaves al tacto, son
opuestas y pecioladas; sus flores moradas, son grandes y pedunculadas; el fruto
es seco y con muchas semillas.
Debido a la belleza de las flores de la Malva
Real, esta planta se cultiva como ornamental en multitud de jardines.
Existen infinidad de especies
de malvas y todas muy afines y no solo en su aspecto exterior sino que
también son muy semejantes en su composición química.
Con respecto a las malvas en general, la Real Academia
Española (RAE), indica: "Es una planta muy abundante y muy usada en
medicina, por el mucílago que
contienen las hojas y las flores de la malva". La malva estaba
muy apreciada por los antiguos (griegos y latinos) que además de usarla
como planta
medicinal también la utilizaban como verdura, así que no es de
extrañar que Carlomagno impusiera el cultivo de todas las especies de
Malváceas, en los jardines imperiales.
Propiedades de la malva
El mucílago y una sustancia colorante denominada malvina,
son los principales componentes conocidos de la malva. El extracto llamado
vegetalina o vegetalín que se prepara con sus pétalos, es inocuo y se usa en
las industrias de materias alimentarias, y para dar color a algunos vinos de
tonalidad pálida.
La raíz de la malva constituye un buen dentífrico para los
adultos ya que inmuniza contra las infecciones bucales, por eso se utiliza
cuando hay dolor de dientes, inflamación de las encías, de la boca o de la
garganta e incluso cuando existe tos.
La malva, una planta inocua que ha dado lugar a la famosa
frase, referida a las personas sumamente apacibles y bondadosas: "es una
malva". Es fina y delicada pero también efímera. Tiene propiedades
emolientes, laxantes, calmantes, refrescantes, pectorales, artríticas,
antiinflamatorias y antigotosas.
MICROSCOPIO.-
Instrumento óptico, destinado a observar objetos
extremadamente diminutos, haciendo perceptible lo que no lo es a simple vista.
PALMERA.-
Árbol de la familia de las Palmas, que crece hasta 20 m de
altura, con tronco áspero, cilíndrico y de unos 3 dm de diámetro,
copa sin ramas y formada por las hojas, que son pecioladas, de 3 a 4 m de
largo, con el nervio central recio, leñoso, de sección triangular y partidas en
muchas lacinias, duras, correosas, puntiagudas, de unos 30 cm de
largo y 2 de ancho; flores amarillentas, dioicas, y por fruto los dátiles, en
grandes racimos que penden a los lados del tronco, debajo de las hojas.
PAVIMENTO.-
Superficie artificial que se hace para que el piso esté
sólido y llano.
PAYANA.-
Juego de los cantillos.
El que juegan los
niños, con cinco piedras pequeñas, haciendo con ellas diversas combinaciones y
lanzándolas a lo alto para recogerlas en el aire al caer.
PIONERO, A.- (En el fútbol femenino, como esta niña de la
figura)
Persona que da los primeros pasos en alguna actividad
humana.
REDUCTO.-
Ubicación del barrio del “Reducto”, en Montevideo.
Militar: Obra de campaña, cerrada, que ordinariamente
consta de parapeto y una o más banquetas.
RIEL.- (raíl).-
Barra pequeña de metal en bruto. Carril de una vía férrea. CARRIL:
En las vías férreas, cada una de las barras de hierro o de acero laminado que,
formando dos líneas paralelas, sustentan y guían las locomotoras y vagones que
ruedan sobre ellas.
RUDA.-
Planta perenne, de la familia de las Rutáceas, con tallos
erguidos y ramosos de seis a ocho decímetros, hojas alternas, gruesas,
compuestas de hojuelas partidas en lóbulos oblongos y de color garzo, flores
pequeñas, de cuatro pétalos, amarillas, en corimbos terminales, y fruto
capsular con muchas semillas negras, menudas y en forma de riñón. Es de olor
fuerte y desagradable y se usa en medicina.
SIGILOSO.-
Que guarda sigilo, silencio cauteloso (como lo hace
este hombre, que parece ser un ladrón.
SULKY.-
El sulky (voz inglesa), es un pequeño carruaje, por lo general para
uno o dos pasajeros, que se utiliza como una forma de transporte rural en muchas partes
del mundo. Se destaca por su sencilla construcción y escaso peso.
Consta de dos grandes ruedas montadas sobre dos pequeños
muñones de hierro que
salen por debajo de los costados del asiento y dos varas de tiro sin muelle. El caballo se unce muy
corto, tanto que va entre las piernas del conductor, cuyos pies se apoyan sobre
dos pequeñas escuadras que van fijas a las varas.
Inmigrantes ingleses introdujeron el sulky en Argentina en
el siglo XIX. En Simoca,
provincia de Tucumán, en
el noroeste argentino,
se puede encontrar la mayor cantidad de estos carruajes en pleno
funcionamiento. Tanto es así que esta localidad ha sido declarada Capital
Nacional de sulky (o sulqui, como se escribe por allí), razón por la
cual desde el decenio de los sesenta se realiza en verano el Festival Nacional
del Sulqui, que incluye danzas y música folclórica con destacados intérpretes
del país, siendo su principal atracción el desfile de sulkys y otros
carruajes junto a las caballerías gauchas. La presencia del sulky en
Simoca, amerita la existencia de talleres, que fabrican y reparan estos cómodos
carruajes, en pleno siglo XXI.
Hoy en día, existen sulkys modernos, que se usan
como deporte para carreras de trote, en Argentina, Australia, Canadá, los Estados Unidos y Nueva Zelanda.
TRANVÍA.-
Vehículo que circula sobre rieles, en el interior de una
ciudad o sus cercanías, y que se usa principalmente para transportar viajeros.
TRAQUETEO.-
Movimiento de alguien o algo que se golpea al transportarlo
de un punto a otro.
TROLE.-
Pértiga o armadura de hierro, que sirve para transmitir a
los vehículos de tracción eléctrica la corriente del cable conductor, tomándola
por medio de una polea o un arco que lleva en su extremidad.
Abuela TITI, agosto 25, 2014.
Imagen 4
Imagen 5
Imagen 6
Imagen 7
Imagen 8
Imagen 9
Imagen 15
Imagen 16
Imagen 17
Imagen 18
Imagen 19
Imagen 20
Imagen 21
Imagen 22
Imagen 23
Imagen 24
Imagen 5
Imagen 6
Imagen 7
Imagen 8
Imagen 9
Imagen 15
Imagen 16
Imagen 17
Imagen 18
Imagen 19
Imagen 20
Imagen 21
Imagen 22
Imagen 23
Imagen 24
Juan Carlos: muchas gracias!! Fíjate que hay un problemita en la numeración de las imágenes, creo. Abrazo, Cris R.
ResponderEliminarJuan Carlos: muchas gracias!! Fíjate que hay un problemita en la numeración de las imágenes, creo. Abrazo, Cris R.
ResponderEliminar